Me gustaría pensar – a riesgo de sonar cursi – que estaba destinado a conocer a Marco y trabajar con él. Las señales del destino eran inapelables. No solo somos contemporáneos y del mismo barrio, ¡sino que crecimos exactamente en la misma calle! Nuestros primogénitos nacieron con un año de distancia, ¡pero exactamente en la misma fecha! Y claro, tal vez lo más importante, desde el día que nos conocimos, sentí que hicimos “clic” inmediatamente. Algo que – por lo menos en mi vida – es totalmente fuera de lo común. Con el tiempo, por supuesto, me di cuenta que – en la vida de Marco – es lo más común del mundo. Esa es, justamente, una de sus especialidades: hacer “clic” con las personas, sean de donde sean, vengan de donde vengan. Marco está destinado a llevarse bien con los demás seres humanos.
Dudo mucho que exista alguien que haya pasado por más cargos y responsabilidades dentro del CCPUCP. Sea como asistente del asistente, o como director general, siempre vi a Marco resolver los problemas con un entusiasmo a prueba de balas, contagiando cariño por el Centro Cultural y todo su equipo, con tiempo para un abrazo, un saludo cálido, un humor envidiable. Es imposible desligarlo de lo que el CCPUCP significa para mí, pues creo que Marco personifica todos esos valores que admiramos y quisiéramos emular: generosidad, tolerancia, empatía.
En el año 2018 empezamos a trabajar juntos en el Festival de Cine de Lima PUCP, y el 2019 diseñamos la edición más ambiciosa hasta ese momento, con el número de películas e invitados más grande que habíamos tenido. Quién hubiera dicho que tan solo un año después estaríamos en la incertidumbre absoluta y planeando el festival más austero que podíamos imaginar, reduciéndolo a su mínima expresión. Hoy, hemos aprendido que la mejor versión de un evento cultural es aquella en la que se ve reflejada su esencia, su propósito, más allá de los desafíos, limitaciones o pandemias que surjan en el camino. Nada de esto se habría logrado sin el liderazgo de Marco, cuya resistencia y determinación lograron que todo se mantenga a flote, consolidando al Festival como un referente a nivel nacional e internacional.
Qué duda cabe, la personalidad de Marco corre por las venas del Festival, y es un honor para esta edición homenajearlo. Gracias, Marco, por las lecciones y los consejos. Gracias por el ejemplo de un liderazgo con cariño. Gracias a la vida por habernos cruzado en el camino. Que el destino permita que mucha gente más tenga la oportunidad de conocerte y contagiarse de tu entusiasmo y tu visión, que tanto hacen falta en nuestro país.
Josué Méndez