En la infancia y la adolescencia, la relación con nuestros padres, su presencia y ausencia, marcan un antes y un después en la construcción de nuestra personalidad. Somos Electras y Edipos en búsqueda de respuestas que nos ayuden a comprender nuestra sexualidad e identidad. Tengo sueños eléctricos, Tótem, Las hijas y La barbarie son filmes que nos devuelven a esos conflictos adolescentes y perversos que nacen desde la relación con nuestras figuras paternas.
Tengo sueños eléctricos no solo es el coming of age de una joven costarricense que descubre su sexualidad en lugares ajenos a los de la adolescencia; sino, más bien, es un poema alborotado que habla de los traumas que se vuelven herencia a través del amor y el maltrato. Nos presenta a un padre que no sabe cómo mostrarse de manera distinta a la que fue criado, una madre que quiere proteger a su hija de un futuro de hombres como los que ella buscó, pero ¿cómo pedirle a una adolescente que deje de amar a su padre, quien la ha acompañado y comprendido desde que tiene memoria? Tengo sueños eléctricos es una historia sobre el inquebrantable amor entre un padre y su hija, sobre la herencia y la distancia, sobre la sexualidad y la sororidad, que nos deja una bella y dolorosa pregunta: ¿Qué borran las huellas del maltrato y qué dejan en nuestra mente?
Tótem cuenta la historia de Sol, una niña de siete años, que pasa el día en casa de su abuelo, ayudando en los preparativos de una fiesta sorpresa para su padre, quien espera la muerte alejado de todos. La directora Lila Avilés nos plantea una pregunta, ¿cómo celebrar el cumpleaños de papá si eso significa acercarse a su pérdida? Tótem es el viaje desesperado y dulce de una familia esotérica por lidiar con la enfermedad de un ser amado, una pieza importante de sus vidas. La búsqueda de un tótem que les regale esperanza y una niña que no acaba de comprender que su padre no es inmortal.
Las hijas, ópera prima de Kattia G. Zúñiga, es el coming of age de dos hermanas, Marina y Luna, quienes viajan de Costa Rica a Panamá para buscar a su papá ausente. Llena de saturados conflictos, la directora nos introduce a un mundo divertido de dos adolescentes que comienzan a experimentar a través de su sexualidad, nuevas amistades y, sobre todo, nuevas preguntas sobre quiénes son. Las hijas es una historia íntima y tierna de hermandad en el trópico urbano y un retrato profundo de la colorida vida adolescente.
La barbarie es el viaje del antihéroe adolescente Nacho quien huye de la violencia de su casa en Buenos Aires y busca un hogar al amparo de su padre, un estanciero a quien apenas conoce. Andrew Sala nos regala una película que, de escena a escena, construye (o desnuda) la pugna entre hombres, padres e hijos, por proteger (o poseer) a la única mujer fértil del lugar. La barbarie es un crimen opacado por el asesinato de vacas, es la herencia y diferencias entre hacendados y empleados y, por sobre todo, es la castración de un padre a su joven hijo que solo busca su propia identidad y libertad.
Estas son algunas de las historias protagonistas de la competencia del Festival. Películas que retratan los viajes adolescentes de los que hemos sido protagonistas y que nos hacen reflexionar sobre nuestra identidad, sexualidad y libertades. Revisa la programación aquí y elige la que más te guste.
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